miércoles, 18 de marzo de 2009

Apreciaciones

La inspiración es una traicionera [nuevo concepto, válido siempre y cuando no se escriba en serio] y nos abandona en el momento en que más necesitamos de ella, como cada momento que decido escribir este blog, segunda razón más argüida por el autor de estas líneas cuando se cuestiona por que no escribe más seguido [y es que la primera, es la falta de tiempo, razón que también es pretexto siempre que se trata de hacer cualquier actividad que no estimula audiovisualmente al mismo] por otro lado, se ha dicho en repetidas ocasiones, que es más fácil esperar que las musas lleguen mientras escribes, que esperarlas mientras uno se dedica a la contemplación y al ejercicio filosófico de no-hacer-nada. Lo cual en mi muy humilde y personal apreciación, no es cierto, el problema aparece ante la incapacidad de retener las ideas creadas, y es que ya se, que debería tener a la mano lápiz y papel, pero es muy difícil cuando manejas entre 80 y 120 km por hora, cuando, ante la falta de otras cosas interesantes que hacer, me pongo a pensar.
Un amigo mío me dijo, palabras más, palabras menos, [ liberado de la científica-ética-profesional obligación de revelar mis fuentes] que su escuela es mala, ya que no lo inspira a escribir [es periodista] surgió en mi una duda, ¿Mi Universidad me inspira? ¿Impone retos a mis capacidades? ¿Es mi culpa? preguntas que trataré de resolver en la pensada en este justo momento serie: La universidad y yo, disponible, tal vez a partir de la siguiente entrada, y hasta que el tema me deje de interesar.

Ésta es la primera entrada sin sentido. 
Cualquier semejanza con Astillero, es una influencia de su autor en mí.

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